Dejas a tu hijo todos los días con su niñera y quieres saber cómo pasa el día, o lo que es peor, ¿tienes sospechas de problemas graves o de maltrato? Es difícil confiar, es normal ser curioso.
Es normal querer establecer una vigilancia sana de tu niñera. Pero poner un micrófono o una cámara ya es ir demasiado lejos. Aunque los sistemas de seguridad por video son hoy fáciles de encontrar y asequibles, plantean cuestiones de fondo, incluso legales. El espionaje de su niñera tendrá consecuencias en tu relación con ella.
La videovigilancia es común. Pero puede constituir una infracción por delito contra la intimidad. Para evitar caer en la ilegalidad, es necesario:
Por supuesto, si sospechas que tu niñera esta cometiendo un acto de maltrato, no está del todo mal no avisarle de la instalación de una cámara. Y si se demuestra que es cierto, no se vulnera el derecho a la intimidad, puesto que el agresor está cometiendo un delito punible. Si quieres más información sobre el uso de cámaras, puedes consultar este artículo.
Algunas cuidadores son ellas mismas las que piden un sistema de televigilancia, lo que les permite por un lado, una mejor atención a los niños (vigilancia durante la siesta, por ejemplo) y por otro, evitar las sospechas de los padres.
Improvisar un Gran Hermano es fácil. Webcam, micrófonos, cámaras espía ... sistemas muy discretos de comunicación, fáciles de usar y eficaces están disponibles. Por el mismo precio que un monitor de beber tradicional (unos 70 euros), se pueden encontrar sistemas sofisticados que se pueden utilizar y consultar en su lugar de trabajo.
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