Lucía, niñera - 39010 Santander

Hola, me llamo Lucía y estoy estudiando medicina en la facultad de Santander. Tenía pensado ahorrar un poco de dinero para futuros viajes y este trabajo es ideal porque soy como una niña más: tengo mucha imaginación, me encanta jugar y moverme todo el rato. De pequeña me encantaban los cuentos, puzzles y pintar. Estoy muy agradecida de la educación que me han dado mis padres. Me enseñaron que los placeres, como los juguetes, vienen después de acabar las obligaciones del día, en este caso las tareas de clase. De pequeña solo me dejaban jugar con el ordenador y otras 'máquinas electrónicas' los fines de semana; me enseñaron a hacer amigos por mí misma en el parque y a defenderme por mí sola: cocinar, planchar, hacer el papeleo de la universidad y varias tareas más que, ahora con 23 años, agradezco mucho que me hayan instruido.

Me considero educada, trabajadora y optimista. Me gusta el orden, tengo un piso propio desde hace dos años y limpio el suelo todos los días, al igual que friego los platos después de cada comida. La verdad, me parece básico tener un hogar limpio para poder descansar a gusto y mantener la armonía familiar. Busco un trabajo en el que pueda cuidar a niños; entre lo que puedo hacer: llevarlos al colegio por la mañana si es necesario, limpiar el hogar, recogerlos del colegio, cocinar para los niños (o toda la familia), ayudarles con las tareas del colegio y mantenerlos entretenidos con juegos, al ser posible en parques o con juguetes en vez de con aparatos electrónicos, hasta que los padres vuelvan. Los animales me encantan, no me importaría pasear a la mascota como otra tarea más aparte del cuidado de niños.
Respecto a la educación de los niños, por una parte, tengo un buen nivel de inglés (FIRST de Cambrigde) y, por otra parte, tengo claro que la educación que me ha dado mi familia me ha hecho ser trabajadora, evitar juzgar a los demás y tener ambición. Me gustaría que todos tuviésemos una educación similar, pero siempre respetaré la forma de educar que tengan los padres; podría aconsejarles a cambiar ciertos hábitos que vea que van a perjudicar al infante pero, evidentemente, no haría nada sin el consentimiento paterno o materno primero. Entiendo que cada familia es diferente y tiene sus propios métodos educativos.

Aparte de mis primos pequeños, como experiencia podría hablar de un voluntariado que hice en el verano de 2015 en Ecuador. Estuve durante un mes trabajando con niños de edades entre 2 y 13 años, a modo de apoyo educativo: desde enseñar matemáticas hasta tratar temas importantes como autoestima y relaciones sexuales (adaptado a nivel infantil). Mis compañeros y yo pasábamos dos horas todos los días para planear el día siguiente y así poder evitar dar una case magistral, es decir, buscábamos una forma de enseñar lo mismo de una manera más interactiva y entretenida. Me encantó trabajar con niños y sinceramente creo que el aprendizaje es más enriquecedor para el adulto que para el pequeño, pero la ayuda es siempre recíproca.